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Mostrando entradas de octubre, 2018

Personajes del Mondoñedo renacentista, el primer portero de consistorio, Juan de Cedofeita

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                 Juan de Cedofeita es uno de los personajes más recurrentes en el transcurso de los primeros años que tenemos recogidos en los más antiguos libros de consistorio de nuestra ciudad. No como personaje ilustre, adinerado noble o cargo del regimiento, pero sí como omnipresente figura en la vida civil del Mondoñedo de estos años centrales del S. XVI. Entra como postor para ocuparse de la alhóndiga y los oficios que lleva parejos en 1551 a la edad de 44 años según podemos deducir de la investigación del pan de 1557 donde presta testimonio como testigo.   Su trabajo consistiría en atender la alhóndiga, pesos y medidas para el mercado, controlar las penas que se les impondrían a los molineros que no pagasen el cargo por moler en los molinos del obispo, control del que se encargaba la ciudad, cobrar el portazgo y ejercer de portero de consistorio. Como portero presta juramento independiente pues su labor no es solo tañer la campana para llamar a concejo si no control

Ordenanzas Perdidas. Datos sueltos extractos de los libros de consistorio. I (Condiciones para ser obligado a puestos municipales)

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1-I-1558             Sobre las ordenanzas primitivas de nuestra ciudad quedan muchos aspectos oscuros que, por haber desaparecido los documentos originales e incluso los libros donde se recogían sus traslados, nos llevan a tener que intentar interpretarlos a través de extractos de otras fuentes. En concreto esta entrada nos aporta otro interesante dato sobre los condicionantes que parece eran precisos para que un cargo municipal nombrado por su señoría fuese aceptado. Los alcaldes ordinarios como ya hemos apuntado con anterioridad eran elegidos directamente por el obispo y el cumplimiento de esta designación era obligatorio, aunque parece ser que sólo bajo una serie de circunstancias. En este caso el Bachiller Labrada, que si la transcripción no engaña pues debo puntualizar que el texto en cuestión está redactado en una letra bastante cursiva y descuidada, variante de la caligrafía cortesana, con algún tinte humanístico y empeños en procesal,   ejercía de vicario en

Cogedores, repartimientos y padrones

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            El proceso de cobro de impuestos, fuesen generales o particulares, tomaban casi siempre el mismo trabajo y seguía por lo regular los siguientes pasos. Normalmente la carga que debía ser cobrada solía partir de un tipo impositivo fijo, en contra de lo que se suele hacer en la actualidad donde se graba cada transacción con un porcentaje concreto preestablecido, en este momento lo normal era que de la corte, de los contadores de su majestad o de su real audiencia partiese una cifra a recaudar que pretendía ser una aproximación de las posibilidades y de la plusvalía que había producido el comercio el año anterior. Otras veces era un montante que se pretendía recaudar, fuese para reparar alguna infraestructura importante que se debía reconstruir, o para apuntalar una campaña militar en concreto o para cubrir algún agujero fiscal... Igualmente, con el permiso real, se podían alzar repartimientos pedidos por el concejo para causas propias, obras menores, gastos de pro