Mondoñedo documental, fuentes para su estudio. ISSN 2530-3996

El pregonero, “¿hay quien empuxe, hay quien da más?!!!” Omnipresente en todo el occidente medieval, el pregonero, bajo sus diferentes nombres, ha sido una de las figuras que más ha colaborado a que identifiquemos el ambiente urbano antiguo de la vieja Europa. En Mondoñedo lo encontramos usando de su oficio desde los primeros años en los que disponemos de documentación civil, muchas veces acompañado de atabaleros o blandiendo su inseparable campana, al principio se confunde con el portero de consistorio. En ocasiones incluso nos lo encontramos llamando a concejo, como bien se recuerda al inicio de cada sesión plenaria “por son de campana tañida como es de uso e costumbre ”, más tarde parece que el consistorio contrata individualmente el cargo de pregonero, dotándolo de su salario individual. Dentro de sus obligaciones entraba no solo comunicar al pueblo cada noticia de interés que el regimiento consideraba necesaria de proclama pública, sino también dotar de entidad las puja

En mayo de 1559 se recoge en el libro de consistorio mindoniense   una ordenanza real en la que se informa del tratado de paz al que llegó el emperador con el rey de Francia, pidiendo que se celebre este como es costumbre. Estas paces serán las que conocemos como las de Cateau-Cambresis. Las celebraciones en Mondoñedo incluían siempre una corrida de toros, costumbre que se mantendrá en nuestra ciudad hasta el siglo XIX. Por supuesto las corridas de entonces no tienen demasiado parecido con la idea que tenemos de toreo actual. En un principio no existía ningún tipo de especie animal que fuera criada especialmente para estos eventos. Los toros a los que se refieren son simplemente bueyes sin castrar que se encargaban al encargado de las carnicerías municipales. En este momento la encargada era Mayor Golpa, carnicera que trabaja entre 1550 y 1570 para el cabildo y el ayuntamiento. Una figura femenina en un mundo de hombres y en una época de hombres, que además fundará toda una sag

            Desconocemos cual fue el momento en que se deja de usar de manera regular par reunión del cabildo municipal la capilla de San Martin también conocida como “pazo dos cabaleiros”   sita en la catedral, desde luego mucho antes que Pedro de Morlote reformara la cabecera para crear la girola eliminando este   espacio en buena parte. Puede que simplemente el regimiento civil decidiera buscar un espacio más íntimo y sobre todo apartado del entorno eclesiástico para celebrar sus reuniones. Aunque la casi totalidad del ejecutivo municipal era elegido a capricho del obispo, señor temporal de la ciudad, los roces entre este, el cabildo y demás prebendados con los alcaldes y justicias mayores eran habituales por lo que es de suponer que desde muy temprano la ciudad desease un espacio propio para dirimir en el sus causas internas y más aún luego de las constituciones de finales del S. XV donde se da por ordenanza un poder significativo a los órganos civiles de la ciudad aún por