Filiacion y origen de don Francisco de Seixas y Lovera

 

Al igual que toda su vida, el origen de don Francisco de Seixas, insigne marino mindoniense, es todo un misterio.

No cabe duda que despierta prontamente nuestra atención que un personaje de la época de los validos, que llega a ser cronista de Carlos II, adepto tanto a los Austrias como a los borbones, capitán de mar y guerra de la real armada del imperio español, alcalde Tacuba y poseedor de un mil hazañas y aventuras más haya pasado por el poso documental de un siglo tan prolijo en ese aspecto casi completamente desapercibido. Realmente una búsqueda minuciosa en los archivos del reino y sus colonias sobre su persona solo aporta documentación posterior a su salida para nueva España con encomienda bajo el brazo, de antes apenas hay nada y si algo tenemos nos lo proporciona el mismo en sus múltiples y a la par poco concluyentes biografías con que adorna sus obras en un constante intento de justificarse y situarse en el mundo como parte de los beneficiados, algo no tan extraño pues pensemos que vive en el momento estelar de los pleitos de hidalga.

No tenemos manera de rastrear sus apellidos o cunado menos de un modo concluyente, no disponemos de codicilo testamentario, aunque sabemos que estuvo casado y i sería un caso muy raro que no contase con descendencia pues su muerte no acontece a edad temprana precisamente.

Para ser francos de el no tenemos nada de su vida desde su nacimiento desde 1646 aproximadamente (este dato tampoco es seguro) hasta 1691 en que recibe el encargo real de trasladarse a Nueva España, según el para vigilar el comportamiento de sus virreyes y deudos allende mar, y según sus detractores para menesteres bien poco más honestos.

Pero esta es otra historia que bien llenaría por si sola un nutrido volumen de aventuras de capa y espada, nuestro “Alatriste” gallego pasará durante estos años y hasta su muerte en París, en una fecha no muy posterior a 1705 mil y una aventuras, andanzas y peripecias dignas de quien probablemente era, un marinero de fortuna de finales del siglo XVII en una España llena de oportunidades para quien no tenía miedo en arriesgar su vida y la de sus allegados.


Realmente aquí lo que nos interesa es acercarnos a la parte más oscura de su existencia, su origen y el de su familia, objetivo que de momento ha quedado fuera de alcance para todos los que han intentado profundizar en su biografía. Seixas fue un escritor prolijo para su tiempo, uno que además no disponía del favor de los validos de su momento lo que hizo que parte de su obra quedase sin publicar y la publicada fuese criticada entonces y ahora. Aún así gracias a el nos ha quedado un retrato fiel sobre muchos aspectos sobre el devenir del imperio español durante el ocaso de los Austrias, siendo cada vez más los que se interesan en su persona en una especie de desagravio póstumo dilatado quizás demasiados años.

Pero. ¿Quién era Francisco de Seixas y Lobera? Él mismo en su opúsculo “Teatro real del Comercio de Las Monedas” 1688 nos dice de su persona lo siguiente: Precisado a dar satisfacción de mi persona, y vida contra los que han supuesto que soy francés o de otra nación por ser público y notorio todo lo que aquí iré refiriendo, y porque así mismo consta de muchos y diversos papeles auténticos con que me hallo, manifiesto a vuestra majestad, y a vuestros ministros que soy español y fiel vasallo nacido y bautizado en San Vicente de La Goa, Diócesis de la ciudad y obispado de Mondoñedo en el reino de Galicia, de adonde eran mis padres don Juan de Lobera y doña María de Seyxas y Aguiar que a más de 33 años murieron en la dicha Tierra

Parece que su llegada a la Capital, premiado con ciertos favores reales que incluían un estipendio anual, había levantado ciertas asperezas entre los otros que vivían en y de la corte. Siempre siguiendo su relato, repito no tenemos información fiable de terceros, su cercanía al rey había sido notable considerándole Carlos II incluso amigo y confidente. Lo que los hechos si que nos permiten confirmar es que pasará unos años con libertad económica y política suficiente para permitirle dedicarse a escribir y servir de consejero real sin otras ocupaciones de mayor peligro. Parece que esta notable fortuna, ganada a pulso por sus hazañas anteriores, provocó que muchos lo tildasen de impostor, insinuando incluso que era de origen turco, lo que no dice mucho de su aspecto si sopesamos parecidos físicos claro.

Precisamente en esta obrilla que dejó sin publicar sobre el uso de la moneda, su devaluación por raer metal en los cospeles y los efectos de la inflación inicia la presentación describiendo su origen, en lo que será con diferencia el más personal de sus apuntes biográficos.


Podríamos suponer que todo lo que sobre si mismo dice es inventado, como hipótesis de trabajo no sería descabellado pues en este momento muchos hombres de fortuna moldeaban su pasado a su gusto sin por ello desmerecer en absoluto, pues sus obras eran las que los definían no su estirpe. Pero en este caso es tan limitado el campo que nos deja para conocer su origen que difícilmente podemos pensar que es inventado. Acaso ¿debemos considerar como una simple casualidad que haya apuntado perfectamente su lugar de origen en una aldea de poco más de 200 habitantes perdida en el norte de Lugo cuando podía perfectamente salir del apuro siendo mucho más genérico? Personalmente creo que no y creo que cuando se dice ser natural de San Vicente de Lagoa lo era realmente. Primeramente, situémonos, Lagoa es una parroquia   rural situada a unos 15 kilómetros de Mondoñedo en la comarca de Valadouro y que pertenece al ayuntamiento de Alfoz de Castro de Ouro, actualmente tiene unos 400 habitantes residentes en hábitat disperso y que viven principalmente del aprovechamiento forestal y

de la agricultura y ganadería.

Como todo el valle en Lagoa se asentaron diferentes familias de la media y alta nobleza desde el medievo, disponiendo la mayoría solar también en la ciudad de Mondoñedo. Este es el caso de los Aguiar que tienen como casa el pazo de Carrocide en el lugar de Vilagabe desde finales del siglo XVI.

Seixas en su nota dice ser hijo de Juan de Lobera y de María de Seixas y Aguiar. Partiendo de ahí y con un poco de labor detectivesca y algo de creatividad nos encontramos con una estirpe de aguiares nativos de la casa de Carrocide y de la Torre de Mañente en Vilaronte (Foz) que desempeñaron labores en ultramar y en las posesiones del imperio en Flandes e Italia desde las primeras décadas del S. XVII.

Precisamente Seixas en una de sus locuaces aportaciones biográficas (aportar dato) dice ser sobrino de (aportar dato) capitán del ejercito de Flandes, a quien elogia enormemente. Sobre su familiaridad con (aportar dato) tampoco podemos inferir nada, nada excepto su relación cercana con cierta parte de la cúpula militar española en tierras flamencas durante sus primeros años fuera de la patria.

Aquí entra don Pedro Álvarez de Aguiar, señor de Carrocide y gobernador en Nápoles, capitán de compañía en el ejército del imperio en esta tierra, hijo de don Pedro Álvarez de Aguiar y doña Dominga de la Barrera. Don Pedro junto con sus hermanos don Rodrigo y don Francisco desempeñaron papeles para nada discretos en las posesiones españolas, tanto en Europa como en Nueva


España siendo distinguidos con el hábito de Santiago y con diferentes prebendas reales. Don Pedro había estado casado con doña Teresa Fuertes de Acebedo natural de Ribadeo. Hilando esta trama sabemos de boca de Seixas que luego de la muerte de sus padres, que el dice temprana, es llevado a Ribadeo por un tío suyo, un tal Juan López de Miranda que tampoco podemos localizar con facilidad. Puede que sea el López de Miranda, alias Antonio de Castro, que en 1670 se ve envuelto en un pleito sobre usurpación de bines en las Islas Canarias ii, lo que sí nos dice Seixas es que era marino y gracias a el recibe su educación (incluir dato) y se embarca por primera vez para los Países Bajos.

Esta vaguedad en los personajes que aparecen en nuestra historia nos hace pensar que la mayoría de ellos si no todos pertenecían a un estrato social mas bien bajo. aunque don Francisco siempre dijo pertenecer a la más alta nobleza de tierras gallegas, todo parece indicar que en este punto fue un poco creativo, de todos modos, de su tierra natal como hemos visto salieron no pocos personajes ilustres en causas de armas por lo cual no es descartable que tuviese alguna relación de familia con ellos.

Pero si era así ¿por qué no lo dice clara y abiertamente? Hermana de don Pedro Álvarez de Aguiar fue doña María de Aguiar que se casaría con don Diego Teixeiro de Aguiar, que sería regidor de la ciudad de Mondoñedo a mediados del S. XVII. De este matrimonio no hay demasiado investigado, parece que consta un hijo llamado igual que su padre, Diego que sería montero mayor y juez de montes de la ciudad de Mondoñedo. Aunque doña María encajaría con la María de Seixas y Aguiar de que fala Seixas desconocemos quien pudo ser don Juan de Lobera. Cierto es que en la parroquia de Lagoa aparecen varios Lobera por estas fechas como patronos de la iglesia de San Vicente (aportar dato) pero son también datos sueltos que no conseguimos unir al ovillo.

¿Sería posible que Doña María de Aguiar fuese casada mas de una vez? puede que de un segundo o primer matrimonio tuviese otros hijos entre los cuales bien podría estar nuestro Francisco. De todos modos, la búsqueda en el libro de nacidos de esta feligresía fue completamente infructuosa.

Y ¿si así fuera de donde sale la rama de los Seixas? Para eso deberemos introducir en nuestra novela a otro personaje, don Francisco de Aguiar y Seixas.

Aguiar y Seixas sería uno de los personajes de la rama de los Vázquez de Seixas de Betanzos más importantes para su linaje, por la vía espiritual llegaría a alcanzar los más altos méritos como arzobispo de Nueva España en 1682. Ya desde principios de década


había ocupado otros cargos religiosos de importancia en América como obispo de Valladolid de Michoacan. Hijo de Alonso Vázquez de Seixas y Lobera y de Mariana de Ulloa une en su nombre dos ramas de las mas graciosas en hidalguía del reino de Galicia.

No cabe duda de que don Francisco coincidió en sus primeros años con don Francisco de Aguiar y Seixas, puede que como obispo cuando aun no tenía nombre elegido para la historia, si no en México puede que como canónigo magistral en Astorga o como profesor de filosofía en Salamanca. De verbo del propio Seixas sabemos que luego de dejar su Galicia natal estudió en una escuela menor en Salamanca por la rama de artes, aproximadamente en el mismo periodo en que Francisco de Aguiar y Seixas era profesor en la universidad salmantina. De este periodo de su vida, todos los datos que nos ofrece son confusos y hasta algo contradictorios, pero parece que su padrino Juan de Miranda lo llevó a residir a Cádiz y que con su ayuda y la de otra familia le fue facilitado cierto grado de educación.


No sería pues descabellado suponer que conociese a don Francisco de Aguiar y Seixas y puede que hasta llegase a hablar con


él, aunque no juzgo que esto fuese necesario para que su nutrida imaginación y ansia por tener un nombre destacado le llevase a tomar de el algo mas que su amistad, no olvidemos que Seixas tenía por costumbre considerar parientes cercanos a todo personaje importante que se topase por el camino como haría años después en Flandes.

Es más que probable que la rama de los Aguiar de Betanzos, los Vázquez de Seixas de San Paio de Narla, Los Lobera de Lagoa y los de Betanzos y, por fin, los Aguiar de la torre de Carrocide estuviesen emparentados aunque fuese de un modo tangencial, no olvidemos que una buena parte del tronco de este árbol nobiliario arraiga profundamente den la Mariña de Lugo desde tiempos de las revueltas irmandiñas, siendo como suponemos Francisco de Seixas un brote menor de una rama menor de este, no es de extrañar que añorase e incluso envidiase a los miembros de su familia que estaban más cerca de la raíz.

En estas fechas la selección de apellidos quedaba siempre un poco a discreción del portador de estos, nos son pocos los casos en que un infanzón de bajo grado escoge recuperar los que había lucido con orgullo algún miembro mejor dotado de su extirpe, cambiando por completo los que le habían pertenecido de pila.

Al conocer gente de tan gran porte de su apellido, Aguiar, es más que razonable que don Francisco tomase sus apellidos para sí, creando, por decirlo de algún modo, un nombre artístico más acorde a las fechas que le estaban tocando vivir. Ahí aparecen los Seixas y Lobera, directamente de la rama más gruesa del árbol de los Aguiar, sobre todo en Latinoamérica que parece que era donde don Francisco pretendía hacer fortuna.

Así con un todo y un nada al mismo tiempo nos encontramos otra vez en la casilla de salida, el pueblo de San Vicente de Lagoa y la casa solariega de Carrocide, perdida entre fértiles campos y bosques de abedules y eucaliptos.

Casi con pocas dudas podemos afirmar que este pintoresco retrato campestre que podemos ver en la ultima fotografía de nuestro relato, vio nacer en torno a 1546 a don Francisco de Seixas y Lobera,

Dios sabrá con que nombre y con que apellidos, nosotros no descansaremos hasta encontrar algún hilo que nos lleve a la madeja principal, de momento solo sabemos que su nombre como tal no aparece hasta que publica sus primeras obras a finales de la década de los 70

i Expediente de información y licencia de pasajero a indias de Francisco de Seijas y Lobera, capitán, alcalde mayor de Tacuba con su mujer María Damiana de Seijas y Cuebas a Nueva España. A.G.I.

CONTRATACION,5454,N.3,R.140

ii A.G.I, ES.41091.AGI/22//ESCRIBANIA,949B


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