La ciudad medieval, Mondoñedo 1425 (1)
En algún
momento del año 1425,[1] por
no apurar deducciones posiblemente equivocadas, un importante incendio acabará
con buena parte del esqueleto urbano del Mondoñedo medieval. Esa parte de
nuestra historia es por todos, conocida,
o amenos eso espero, pero algo que se
nos escapa es hasta que punto esta catástrofe humana repercute sobre la
fisionomía y psicología de la habitación mindoniense y da paso a un cambio
importantísimo que en otras muchas ciudades acontece poco a poco entre el S.XV
y el S.XVI.
En los últimos
años de la edad media el hombre y la mujer occidental emprenden un camino que
les llevará a un mundo nuevo, luego de siglos de desconexión de si mismos, por
primera vez desde la desaparición del mundo antiguo, la sociedad europea
empieza a mirarse al espejo, a tener consciencia de su propia existencia
individual y a identificarse con figuras únicas y completamente distintas de
todas las demás que les rodean, conoceremos este momento como el punto de
inflexión cuando el hombre recupera su identidad perdida o cuando menos
olvidada.
Estos cambios
psicológicos no solo se ven en las artes y la literatura, sino también en los
espacios habitados y habitables, todo, de nuevo empieza a tener cara y deja de
ser vello conforme a su utilidad o simbología como lo había estado siendo
durante más de mil años.
Mondoñedo
no se queda al margen de este cambio y, en términos de urbanismo humano podemos
encontrarlo en multitud de ejemplos. Pero para entenderlo es preciso que
ojeemos primero el entorno urbano de la edad media, y que intentemos
comprenderlo en toda su compleja caracterización, tan alejada de nuestra imagen
contemporánea.
Sobre
la vida en las viviendas burguesas en la ciudad medieval nos diceWitold Rybczynski “la gente no vivía tanto en sus casas como acampaba en ellas”[2], desde luego es un buen
modo de introducirnos en un tema. La edad media como tal no es ni mucho menos
el periodo gris oscuro que estamos acostumbrado a ver en el cine o en novelas
históricas, En algún punto de la historiográfica reciente se ha intentado
comparar el cambio acontecido entre la desaparición del mundo clásico y la definición
del mundo feudal con la evolución social de nuestros días; aunque es innegable que durante la ocupación romana la sociedad
estaba profundamente polarizada, el gran muro que dividirá nuestro mundo en
capas se materializa en los años centrales de la edad media, y no cederá hasta
la recuperación de los entornos urbanos e mediados del S.XI.
Así
pues para entender una ciudad como Mondoñedo es preciso que, antes de nada
creemos en ella diferentes subconjuntos. Desde el inicio de la repoblación de
Vilamaior de Brea en el S. XII, identificamos una serie de barrios que
pertenecen mas a un extrarradio rural, completamente volcado en una vida
campesina, y por otro lado, otros de nuevos burgueses que se concentran de
manera ordenada en las calles preexistentes, de más que posible origen romano y
que tendrán como eje central la sede catedralicia. En ellos centraremos nuestro
estudio,
Luego en el S. XIV se
verán ceñidos por la cerca y sus nombres pasarán a ostentar el prefijo de rua, como la Rua dos
Ferros, Rua de Batitales, Rua da Çapataria, Rua Nova, Rua do Perexe etc. Y entre estas rúas
un número cada vez más definido y creciente de parcelas aptas para su urbanización,
siendo preferentes las que más cerca se encontraban de la plaza central y la
catedral.
Como
en la mayoría de los espacios urbanos europeos el parcelario físico tiene unas
medicas casi estándares. Para Mondoñedo
tenemos una referencia casual que nos permite concretar esta de un modo bastante
exacto,[3] en el “Tumbo Pechado”, en
un foro de 1422 se entregan dos plazas para construir “señas casas de
tres braças en ancho cada hua” [4], Considerando que la
equivalencia de la braza lineal medieval se puede considerar que está entre el
1.65m y 1.70m, el ancho de cada casa
encaja casi a la perfección en la típica medida de 5 metros, muy popular en
todo el territorio hispano cristiano.
Más problemas tenemos con el fondo, pues para ello no disponemos de fuentes
directas tan específicas pero es de suponer, por el parcelario actual, que andaría sobre lo 12 metros más o menos,
englobando en su momento el saido en estos.
Así
pues la plaza o parcela se compondría de espacio edificable y espacio manso
para huerta, que conocemos como saido, o jardim con sinónimo significado.
Cuando menos hasta el siglo XV, en todos los instrumentos de renta de viviendas
o plazas para construir nos encontramos con la presencia de saidos, que se diferencian sutilmente
de las huertas “ortas” por ser estas,
espacio rústico rural dentro del espacio urbano al contrario que el jardim o el saido que formaba parte real
del propio inmueble.
Los
saidos
se cerraban de sobre si junto con la propia vivienda y no se expresaban con
colindantes diferenciados, como sucede con la huerta, sino con los mismos que
tenía el espacio habitado. Una de las frases mas repetidas en los foros
medievales y que casi es epíteto del
solar es “com seu saido” o “et seu saido e jardim”, compañera de las casas
al igual que “augas vertentes”, “entradas e saidas” “jures e dereitos
que a ela lle pertenzen e pertenzer deven”.
Hay unos pocos casos, antes de la reforma
urbana posterior al incendio, en los cuales no se refiere el espacio abierto
perteneciente a la casa, pero realmente son muy pocos. Es estos saidos el habitante medieval de
Mondoñedo dispondría de un espacio de parra, algún árbol frutal que en casos
incluso se citan si son de especial valor, y alguna legumbre, junto con un
reducido corral principalmente para aves domésticas, pues la propia ciudad se
encargaba de contratar postura para abastecer de carne a los vecinos de ella. Los cercados de los saidos se hacían al modo
tradicional en la Europa medieval, con varas y palos, un sistema barato, y que
no solo acotaba si no que impedía el acceso de animales y alimañas a los
pequeños huertos familiares.
Igualmente
común resulta el adjetivo “con alto e baijo”. Hasta el siglo XV aún
se pueden ver en algunas rentas la condición de elevar la vivienda a sobrado, [5] En los dos casos que hemos
encontrado se puntualiza que deben abrirse ventanas. Es complicado saber a que
tipo de habitación se refieren, pero podemos suponer que sería lo que conocemos
como casa baja, de una planta y altillo.
Dentro
del mar de modelos y reconstrucciones es difícil saber cual sería el modelo de
casa primitiva que podríamos encontrar en Mondoñedo antes de tomar el típico
aspecto de casa sobradada (asobradada) de
planta alta con desván, estas serían las primeras viviendas construidas por los
primeros colonos, durante la repoblación de Vilamaior, un ejemplo posible lo presentamos
abajo,
Labrador del Landauer Twelve Brothers' House manuscript, de Nuremberg. S.XV
En
este caso es un diseño del norte de Europa pero que debió de ser similar a los
que aparecieron en los primeros espacios colonizados durante la edad media en
el norte de la provincia de Lugo, Conservadas
cada vez en número menor y en serio peligro de extinción, el rural mariñan,
sobre todo de alta montaña, aun conserva estructuras similares con o sin zócalo
de mampostería y con un mayor o menor alzado de muros, elevados tejados con
importante pendiente, aptos para disponer un segundo piso a modo de altillo y
para igualmente permitir que la nieve escurriera por ellos y la lluvia no
empapara la primitiva cobertura de paja.
Estas
cabañas recuerdan tipos constructivos hoy en completo desuso desde la baja edad
media, y nos muestran un periodo en que la climatología no era tan benévola
como la que hoy tenemos, cuando la
pequeña edad de hielo medieval estaba en pleno apogeo. De estas poco podemos decir, solo la arqueología podría confirmar que estamos en
lo cierto al suponer que así fueron, en
todo caso debieron asemejarse a cualquier vivienda rural, como las que podemos
ver en los dibujos de la torre de San Paio de Narla de 1510[6].
San Paio de Narla
Para
quien no esté familiarizado con el tipo de vivienda rural primitiva, estas
carecían apenas de luces, disponían de una sola estancia donde convivían
animales y personas, y su techumbre solía ser de materia vegetal, sin chimenea,
y con un hogar central abierto.
No es el modelo que esperamos encontrar en una
ciudad medieval ni mucho menos, pero casi seguramente sea el tipo de obra de
transición donde se asentaron los primeros pobladores de Mondoñedo, igualmente
supondremos que luego de la definitiva elección de Vilamaior como lugar de
traslado de la sede catedralicia, estos edificios pobres debieron desaparecer
rápidamente dejando sitio a otros de formas más prácticas para aprovechar el
parcelario tanto en planta como en altura. De los primeros ejemplos es muy
posible que no nos haya quedado nada puesto que seguramente fueron eliminados a
cimientos.
En estos últimos años del S.XIV y principios
del XV ya nos encontramos con un número importante de “altos e baijos”, en todo caso resulta peculiar que pervivan en
espacios céntricos, (no olvidemos que estamos hablando en todo momento del
interior del recinto amurallado) casa terrenas tan tarde, podemos considerar
esta rareza como parte de las varias que debió traer consigo la volatilidad
inicial de la ciudad de Mondoñedo.
El
siguiente paso lógico en la evolución estructural de la vivienda urbana
mindoniense es el aprovechamiento máximo de la plaza dispuesta para su
construcción, en este momento destaca la figura de la casa sobradada, con una
planta directa al suelo y un sobrado o planta alta con altillo. En algunos
casos, los menos, algunas viviendas de burgueses ricos, artesanos renombrados,
miembros del consejo de la ciudad, clérigos y demás componentes del clero de
alto nivel y algún comerciante (Mondoñedo no es precisamente una ciudad de
comerciantes sino de sacerdotes y funcionarios) disponían de dos alturas y
altillo. De todos modos, mientras no se precise de mayor espacio habitable la
casa medieval conserva una estructura de doble planta, la baja siempre o casi
siempre adaptada para tienda taller y el alta para todo el resto de necesidades
que comprendían la vida diaria de un burgués.
Las
tiendas taller con sus tablados o mesados son casi una figura prototípica de la
casa medieval europea, en muchos casos el propio dueño del inmueble, aunque residía
en la planta superior, aforaba o sub-aforaba los bajos para tal uso, sobre todo
si estaban dispuestos en el entorno de un espacio público.
Realmente
cualquier cruce de calles podía resultar en una plaza útil para el comercio,
pero Mondoñedo dispuso desde muy temprano, posiblemente por herencia romana, de
una plaza mayor. Curiosamente en el nomenclátor urbano medieval, todas las
plazas con apellido, Plaza da Leña, Plaza do Pan, etc. suelen ser producto de
la evolución del trazado urbano en la edad media y de las necesidades del
momento. Sin embargo los espacios públicos preexistentes en la ciudad cuando
esta se repuebla, mantienen el augusto
nombre de plaza “a secas”. Un ejemplo es la plaza de la catedral mindoniense a
la que se refieren en documentos medievales como “praça” disponiendo incluso de una calle que la cortaba llamada “rua da praça”
Cerrajero
El modelo
mindoniense, posiblemente por estar el nivel freático muy alto, carecía de
sótanos, así que la planta suelo era la primera y única que abría puertas al
espacio público; junto a los talleres y tiendas, no era raro que parte de ella estuviese
dedicada a una pequeña cuadra para animales de trasporte y carga, incluso en el
S.XVIII, cuando se presenta el modelo de reforma de la alhóndiga, se insiste en
esta distribución; posiblemente el acceso a las caballerizas sería por la misma
puerta de entrada a la tienda, tanto para animales como para personas.
Teniendo en cuenta el espacio
restante si descontamos los muros laterales de carga, parece bastante razonable
considerar que el acceso a la planta alta o sobrado se haría como en muchas
casas del rural por unas escaleras exteriores adosadas a uno de los laterales
del inmueble, permitiendo así independizar ambos espacios completamente. Además
cuando menos en los puntos más céntricos de Mondoñedo parece que, por los
restos que conservamos, los muros principales estaban hechos desde el momento
de su inicial elevación, con cal y canto, es decir de mampostería de piedra, sin
cimientos ni zanja de fundación alguna, disponiendo las primeras hiladas de
muro directamente sobre el sustrato arcilloso de valle propio de la zona. Este
no es un modelo para nada extraño, aunque difiere de las típicas ciudades de
madera que tanto abundaron en el occidente medieval.
Cuando
se nos describe el incendio de 1425 en diferentes instrumentos de época, las
pocas líneas que se pueden aprovechar y que arrojan alguna luz sobre el tema, nos hablan de
edificios completamente destruidos, inhabitables y “venidos al suelo”, en todos
los casos se usa este lenguaje para pedir reducciones en las rentas forales o
para devolver directamente estas viviendas a sus propietarios, por los restos
que estamos encontrando en diferentes zonas del subsuelo de la ciudad parece
que sí se puede documentar un periodo de destrucción importante, si no varios,
pero en muchos casos esta destrucción afecta a las fachadas, techumbres e
interiores, pues de momento no hemos podido analizar el efecto en el
extrarradio y solo disponemos de datos del mismo centro urbano. Ciertamente se
encuentran restos de tapial cocido, donde se marcan los surcos de las varas que
en su momento formarían el entramado, pero no en suficiente cantidad como para
suponer que toda la estructura alta estuviese levantada en el, además es
importante el número de tejas curvas que se han podido rescatar, muchas de
ellas con la típica decoración gótica hecha pasando los dedos de la mano
abierta a modo de peine sobre la superficie húmeda de esta antes de pasarla al
horno; unos muros de tapial o madera no soportarían con facilidad un tejado pesado de este tipo, así en
otros puntos donde se preferían las estructuras lígneas las coberturas se
hacían en tablilla o paja.
Probablemente
los frentes de los inmuebles sí que fuesen de tapial, y teniendo en cuenta que
aún hoy podemos ver ejemplos que perduraron a través de los siglos, al quemarse
estos, toda la estructura interior se colapsaría.
Parte de una teja
gótica con la típica decoración de dedos en su superficie
Podemos
imaginarnos el aspecto exterior más o menos como en la siguiente recreación, en
este caso se muestra una casa de dos sobrados, menos comunes hasta el S.XVI,
pero presentes en todo caso en ciertas zonas privilegiadas, estos inmuebles de
altura, que conoceremos como “casas grandes”, aparecen retratados con
regularidad en diferentes documentos hispanos des S. XVI, y se apartan de la
casa torre, o torre únicamente por la obra de sus paredes. Suponemos que cuando
vemos referencias a torres, como las dos que presidían la plaza de la catedral,
la del arcediano de Trasancos y la del Arcediano De Montenegro, junto con la
que se conoce como “torre vella” que encontraríamos en el espacio
entre la rua de Templarios y la rua dos Ferreyros, serían completamente de piedra, aunque esta es
una apuesta algo difícil de probar, pues desconocemos de cuantos edificios
nobles, aparte del Palacio Episcopal y la propia catedral, disponía la ciudad
antes del fuego, y es posible que algunos conocidos como “casa e torre”
destacasen únicamente por su propietario y por algunos elementos decorativos de
su fachada.
Modelo de casa a tres
alturas de acceso exterior.
[1] “et agora que as ditas cassas que arderan con hua gran parte desta
uila” Tumbo Pechado, 138v, ACM
[2] Ribczynski WITOLD, La
Casa, Historia de una Idea, EMECE
editores Buenos Aires 1991
[3] Por
desgracia Mondoñedo en su tiempo de vida no ha sido suficientemente vinculante
para el desarroyo general hispano como para poder producir documentación gráfica
de cierta entidad, no encontraremos grabados ni mapas de ella en las primeras
colecciones modernas como Civitas Orbis
Terrarum de Braun (1572), ni en las vistas de Anton van der Wyngaerde
(segunda mitad del S.XVI), de momento la cartografía que podemos manejar
depende de producciones locales que ilustran diferentes reformas llevadas a
cavo en la ciudad y que, por supuesto, resulta muy limitada, y de manera
oficial de momento el primer plano que conocemos será el de Coello. Así pues
debemos rastrear los datos que necesitamos de la colección diplomática
conservada en el archivo diocesano y catedralicio y en el municipal, un trabajo
largo minucioso y muchas veces poco agradecido, De todos modos en nuestra idea
reconstructiva seguiremos los métodos que nos presenta la profesora Beatriz
Alizaga Bolumburu en su obrita sobre el tema “La Imagen de la ciudad medieval,
la recuperación del paisaje urbano”
[4] Tumbo Pechado, ACM Folio
125r
[5] “ha de alçar as / ditas casas en sobrado et afyestras “ ACM TP, 119v
año 1384 ; “an de faser et alçar as /
ditas casas en sobrado et faser lles feestras et peytoriis daquela parte do
saydo et daco da parte de fora /” ACM TP 107v año 1374.
[6] Archivo de la Real
Chancillería de Valladolid,PLANOS Y DIBUJOS,DESGLOSADOS,60
En la calle de Templarios, hoy de Pascual Veiga, en su número nueve, está la casa que fue de mis padres. Según don Enrique Cal, la calle se denominaba así por estas habitada por servidores del templo, la catedral. La casa se denominaba "casa bonita" y otros hablan de " la torre". Mis primos le llamaban La torre a la parte más alta del edificio. Pero estoy deseando ver datos de la calle Templarios. La verdad es que la casa actual es el paso a lo que pudo ser un convento. Si eliminas la casa de Pascual Veiga 9, veras un patio interior con escaleras y arcos importantes.
ResponderEliminarLe he respondido por email, espero que en breve podamos tratar este tema mas detenidamente, por desgracia hay muy poco documentado sobre la torre vella, pero podemos suponer que fué uno de los edificios que aun se conservaban en Vilamaior cuando se trasladó para ella la sede catedralicia, pues se cita en los instrumentos mas antiguos que conservamos y siempre con el adjetivo de vella.
ResponderEliminarNo he recibido tu correo electrónico. He escogido unas fotos para que tengas documentaciòn gráfica sobre lo,que he tratado de comentarte.
ResponderEliminarEspero tu correo para poder transmitirte la documentación.
Un saludo.
José Ramón
Ruego me disculpe, pues parece que he respondido al correo directamente y bogger no permite esto sin comunicarse uno directamente por su cauce, asi que aqui dejo mi correo electrónico para que podamos hablar personalmente, pues como le decía en mi correo perdido, al igual que ver fotografías, que desde luego agradeceré enormemente, tambien me gustaría ver el interior in situ, si fuese posible. Mi correo es ildurareigosa@gmail.com, muchíasimas gracias de antemano.
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