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Mostrando entradas de diciembre, 2018

Maestre Juan, atabalero y entallador. Vecindad en 1559

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          La aceptación de un vecino nuevo traía siempre aparejadas ciertas obligaciones para con el nuevo morador de la ciudad y también para el mismo con esta. Muchos eran los privilegios que ganaba el nievo ciudadano al conseguir su residencia, esta debía ser aprobada en consistorio así muchos pasaban largo tiempo residiendo en la ciudad antes de conseguir que se les diese vecindad. Normalmente los requisitos para ser vecino se ceñían a pagar los impuestos propios de tal que acostumbraban a ser los repartimientos de alcabalas y algún que otro repartimiento puntual para obras públicas, la obligación de residir amenos 10 años en de manera continuada y en algunos casos también ejercer su oficio, fuera cual fuese solo en la ciudad y no fuera de ella. En algunos casos el regimiento buscaba ciertos vecinos por sus cualidades como oficiales de los que carecía la ciudad y en estos casos no era raro que se les agasajase con vivienda, salario, monopolio para ejercer su oficio e

Nombramiento de regidor perpetuo.

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         Los cargos de regidor, seis en total según ordenanza, eran de carácter vitalicio y solo terminaban por muerte o renuncia del tenedor. En cuanto un cargo quedaba baco, es decir, desierto, era el obispo o su representante el encargado de escoger sustituto sin que el regimiento mediara en tal elección, siendo su única competencia aceptar el nombramiento episcopal y rechazarlo si encontraban alguna falta principal a la legalidad establecida o a la costumbre de la ciudad. En este caso el nombramiento de Pedro Fernández Valea se hace dos veces, solo trascribimos una de las cartas pues lo que aquí nos interesa es el proceso de creación del cargo y no las incidencias. Para ser exacto cuando Francisco de Santamaría expide su carta de título era ya obispo de Segovia y teóricamente había abandonado su cargo en Mondoñedo quedando esta ciudad en sede vacante, de ahí que los regidores exijan que se repita el nombramiento con un consentimiento expreso del cabildo.          La le

La toma de poder en sede vacante, sustitución de cargos 1559

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En el proceso de cambio de obispo se da siempre un periodo más o menos largo durante el cual el cabildo permanece sin dirección, a este periodo se le conoce como sede bacante. Cada vez que esto sucedía en Mondoñedo los representantes de la iglesia tomaban el poder de manera inmediata sustituyendo todos los cargos de confianza que había designado el obispo saliente y poniendo en su lugar personas de su interés. Por muy poco que durase la sede vacante el cabildo no perdía la oportunidad para nombrar cargos tanto eclesiásticos como civiles que le asegurasen resultados a su favor en su constante pugna con el gobierno civil de la ciudad. Lo cierto es que por lo regular el comportamiento de los obispos solía ser conciliador a este respecto, incluso mediando entre las pretensiones, muchas veces descabelladas o excesivas del cabildo y las demandas de la ciudad.        Los documentos que pasamos a trascribir nos muestran el inicio del proceso de sustitución de cargos que sucede en

La querella sobre la tenencia de la insignia real entre el obispo y el reginiento en 1562

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            Aunque para conocer mejor nuestra historia, una concatenación de circunstancias socio-económicas, sería probablemente más provechoso analizar los padrones que se conservan en nuestro archivo municipal, incluso puede que sería de gran interés desentrañar el por qué durante buena parte de la segunda mitad del S. XVI las alcabalas se dan en fielato y no en renta como era costumbre, pero en todo caso cualquiera de los dos temas junto con muchos otros similares resultarían áridos para cualquier lector y puesto que nuestra pretensión es llegar a un público lo más amplio posible sabemos que otras historias, puede que de carácter más anecdótico, son enormemente más atractivas e incluso provechosas para reflejar la realidad de una u otra circunstancia sin recurrir al dato más árido y cruel de la estadística.             En este caso nos detendremos en una anotación que recogemos del segundo libro de consistorio, fechada en el verano de 1562, donde se refleja la polémica

Una reflexión, Mondoñedo, el porqué, el como y el cambio del medievo a la edad moderna.

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Murales en la futura casa Museo de Cuqueiro, de mediados del S. XV pertenecientes a los aposentos de la planta alta. En todas las ciudades de occidente se da un momento en que el trazado urbano medieval, de formación y génesis casi espontánea, desordenado y muchas veces caótico, empieza a resultar incómodo para la habitabilidad de estas. Mondoñedo había nacido como tantas otras urbes de occidente como instrumento de concentración de población a expensas de la corona y de la iglesia. Para ser justos nuestra ciudad no habría existido probablemente si el futuro primer arzobispo de Santiago, Diego Xelmirez, no hubiese estado interesado en fortalecer el primitivo obispado Minduniense en contraposición con el lucense. Así en el momento adecuado consigue que uno de sus más allegados colaboradores y amigo personal, Nuno Afonso, sea nombrado para obispo de Mondoñedo, cuando su sede aún residía en San Martiño. Aunque nos movamos en el campo de las hipótesis más que de las certeza