Las alegrías



     


 Procesión civil por lar calles de Perugia, S. XIV

        Entendemos alegrías como las muestras de regocijo más o menos obligatorio a que estaba obligado cada ciudad del reino en determinadas circunstancias. Realmente la fiesta como tal no representa más que una fórmula del poder real, en la mayoría de los casos se celebraban victorias militares, firmas de paz en guerras que muchas veces eran completamente ajenas y hasta desconocidas, nacimientos en la familia real, etc. El proceso por lo regular estaba estructurado del siguiente modo; primeramente se recibía una pragmática real donde se comunicaba el feliz suceso y se conminaba a celebrarlo en cada ciudad y villa del reino incluyendo incluso diferentes penas si tal no se aceptaba, cercanas al delito de sedición.
         Luego el concejo adoptaba una serie de medidas para asegurar que se cumplían las órdenes reales, pregonándolas para evitar que algún vecino pudiese alegar desconocimiento. Para nosotros es mucho más interesante el cómo que el por qué.
         Seguramente toda la parafernalia que completaba una celebración de este tipo estaba tomada de costumbres mucho más antiguas que las propias ordenanzas reales, celebraciones festivas en la propia ciudad y de la propia ciudad, motivadas estas, por acontecimientos locales y de las que hemos perdido toda referencia. Incluso no son muchos los datos que se nos ofrecen sobre estas, más modernas, propias del estado moderno y sus instituciones, quedando muchas veces apenas una referencia en el libro de concejo.
         Parece que como elemento unificador a todas las alegrías civiles podemos contar con un encierro taurino. Sobre los encierros o corridas en este periodo bajo medieval podemos inferir algún detalle, no demasiado pero lo suficiente para diferenciarlos de los actuales. Realmente no es un tema en lo que vayamos a detenernos demasiado, amenos hasta que no decidamos dedicarles un artículo entero, pero en principio sabemos que cada vez que salía a puja la carnicería de la ciudad, cada año, uno de los requisitos era que se reservaran amenos dos toros bravos para que fuesen corridos en día de Nuestra Señora de agosto y en día de San Juan, luego la carne de los mismos sería aprovechada por el carnicero y el concejo se encargaba incluso de detallar el precio de la misma.
         Esta condición aparece en cada postura de la carnicería desde que tenemos referencias a medidos del S. XVI hasta muchos años más tarde. Podemos ver que era esta una costumbre arraigada, por otro lado parece que eran los muros de la ciudad los que contenían al toro el día del encierro, así la carnicera Mayor Golpa en 10 de agosto de 1562 se queja ante el concejo que el año anterior había perdido un toro que se había escapado por no estar la ciudad bien cerrada.[1]
         Sabemos además que la corrida no incluía la muerte del animal pues en más de una ocasión se solicita al día siguiente de la misma o varios días después que el toro corrido sea puesto en libertad pues sería bueno para otra celebración mayor que se esperaba.
         Aparte de estos dos detalles no podemos ilustrar mucho más de momento sobre las corridas mindoniense, desde luego es una tradición medieval común a una buena parte de Europa.
         Mas interesante para nosotros serían los festejos propios del día de celebración,  en 22 de septiembre de 1569 el pueblo de Mondoñedo se prepara para celebrar la vuelta a España del rey Felipe II. Su ausencia había sido programada ya por su padre don Carlos, durante 10 años visitó todas sus posesiones europeas para tornar a España este otoño y comenzar efectivamente su reinado.
         Aunque sobre este acontecimiento co conservamos el texto de la pragmática real, podemos ver una de las descripciones más detalladas y hermosas sobre el modo de la celebración. Toda ella acontecería de noche; a primera hora los vecinos con cabalgadura saldrían a la calle con hachas de cera (velones) encendidas y pasearían las calles acompañados de los regidores y los tambores de la ciudad pregonando la buena nueva. A los vecinos se les requería mantener las calles limpias y barridas, tener fogatas encendidas ante sus puertas e iluminar sus ventanas.  Un verdadero espectáculo de luz y sonido de que dejamos aquí referencia.
         Actualmente es costumbre recrear modos festivos medievales para ferias y mercados históricos, precisamente en nuestra ciudad se hace un magnífico trabajo tornándola al medievo durante un par de días al año,  es posible que estos pequeños descubrimientos y su puesta en común ayude a acercar mas estas recreaciones a la historia. 



Auto como los señores justizia e rregi / miento mandaron haser alegrias / por la benida de su majestad a Hespaña / en la çibdad de Mondoñedo dentro de las casa de consistorio della a / beynte e dos dias del mes de setiembre del año de mill e / quinientos e çinquenta e nueve años en presençia de mie el escrivano e testigos los magnificos / señores Gonzalo Yanes de Freyxido alcalde hordinario e Juan Abad e / Luis de Luazes e Fernan Rodrigues de Luazes regidores e Jacomo Yanes da / Fraga procurador general della en ausençia de Francisco Dares de Ribadeo / dixeron que por quanto (hera benida una carta?) que la majestad real del rey nuestro señor cuya / vida y estado nuestro señor guarde ausente por mucho tiempo y años / a su santo servisio hera venido a hespaña que hera cosa que ellos / y todo este reyno mucho abia deseado ynbocando como a / vyan ynbocado muchas bezes para ello el auxilio divino y a / gora que nuestro señor fuera serbido de trerle a estes sus reynos con paz / y con salud dando como deben a dios nuestro señor por ello mu / chas grasias y lores e para que fuese magnifiesto tan gran / merçed como dios nuestro señor les abia hecho y estan alegres nue / bas a esta çibdad e probinçia e por amnera de regoçijo horde / naron e mandaron que luego oyda se apregone en esta çibadad / la buena venida de su majestad y que los vesinos e moradores della / esta noche a primera ora que suelen thener e tienen cabalgaduras / salgan a caballo a la plaza con sus hachas de çera ascendí / das en las manos y alli juntamente con la justizia e regimiento desta / çibdad e tocando los atambores della anden por las / calles signalando las dichas buenas nuebas e que los demas / vecinos de la dicha çibdad tengan las calles limpias e / barridas y hechas sus fogueras ante las puertas e lum // breras las ventanas so pena de cada diez maravedis e diez dias de / carçel al que no lo hiziere e que las dichas hachas se tomen /  por personas de la cofradia de la santa vera cruz desta çibdad e man / daron se dese libranza para cualquiera persona que tuviera / dineros della para pagar la dicha çera al mayordomo de la dicha / confradia que la diese e ansi mesmo hordenaron que / por razon de la dicha fiesta e regozijo e que se corriese toros / el dia de san miguel que es el primero dia de fiesta que biene e que los / traxese Andres carniçero y obligado en la dicha çibdad / e que por razon de su trabajo los vendiese a syete maravedis la libra / e ansi lo firmaron de sus nombres /








[1] Mayor golpa paresçio en este consistorio delante los / dichos señores y presupuso como sus merçedes / sabian como el dia de nuestra señora de agosto pasado se abia sa / lido un toro de la çibdad por no estar vien / çerrada suplico a sus merçedes mandasen dar alguna / cosa para ayudar de tomar el dicho toro / y traerlo para el dia de nuestra señora de agosto que biene y los / dichos señores mandaron que tome el dicho toro / a su costa y lo beda a mas una blanca la libra / que a de bender los demas toros que

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