La crisis de 1598, militarización de los abastecimientos

Soldados españoles del S. XVI

         El 1598 fue sin duda el año en que se visualizarían en Mondoñedo todos los problemas que arrastraba la ciudad desde medidos de siglo, la presión fiscal desmedida, la formación de milicias con el consiguiente reclutamiento forzoso del que hablaremos en otro artículo, la carestía de abastecimientos de oferta local, pan, vino, carne etc., y la peste que merodeaba por los alrededores[1] llevaría a los vecinos de la ciudad a pasar por una etapa de miseria, con periodos de hambre inclusive. Por desgracia no podemos aportar cifras exactas para este año, pero si notas sueltas que nos ayudan a comprender la magnitud de los problemas que acuciaban a la ciudad episcopal.
         Puede que una de las señales de alarma mas claras sea que es la primera vez en que se requiere la intervención del ejército para solucionar diferentes contingencias referentes a la jurisdicción, hasta el momento no se habían militarizado los problemas de casa, por decirlo de algún modo, ni se había referido el regimiento de la ciudad tan claramente a la necesidad de enviar soldados para acompañar a los alguaciles en el cumplimiento de sus obligaciones.
         La transcripción que presentamos se refiere al encargo de comprar pescado que reciben varios obligados en representación de la ciudad, acompañados de seis soldados y alguaciles para “que les aga llano la entrada” de los puertos de San Julián y Santiago de Foz. Aunque la comitiva esta encargada de “comparar” y no requisar el alimento, parece que en estos lugares no había especial interés en vender a la ciudad excedente alguno del mar.
         Por la explicación que acompaña a esta entrada suponemos que los contados casos de peste que se habían detectado en Mondoñedo provocaran miedo entre los vecinos de la costa, limitando sus visitas al mercado para vender su mercancía e incluso negando la entrada en las villas marineras de a los mindonienses que deseaban pagar por su pesca. En esta ordenanza se usa del poder del regimiento mindoniense como cabeza de jurisdicción para obligar a los pescadores mariñanos bajo amenaza de cárcel a vender pescado a los que fuesen enviados por la ciudad,  pues se asegura que esta estaba “sana de todo mal contagioso.
            Cuando nos detengamos en estudiar mejor la epidemia de peste de los 90 de este siglo, veremos que nos es exactamente cierto que Mondoñedo quedase libre del azote de la enfermedad, incluso se contemplan muertos, el caso es que no podríamos asegurar con la documentación de que disponemos en la mano, que los casos de mortandad e incluso las personas que son forzadas e abandonar sus viviendas para recluirse en el campo de enfermos del barrio de Seibane, dispuesto a modo de campo de concentración o aislamiento, fuesen víctimas directas del mal bubónico o simplemente de otras epidemias que acompañaban entonces a los periodos de carestía y miseria. En su momento lo veremos, aunque la afirmación de haber quedado por la gracia de Dios libres de enfermedad no parece del todo acertada, pues incluso se despedirá al médico por no estar preparado para romper bubones, uno de las prácticas curativas mas comunes del momento.

15-VIII-1598

Ansy mesmo consyderando la nesçesidad que ay de pescado en esta çiudad / dende muchos dias a esta partes que no se alla para persona regalada ny de / otra condiçion sy no hes sardina salada y desta poca y sos ynforma / dos que en los puertos desta jurisdizion muere mucho pescado de todo xe / nero y no se trae ninguno a la çiudad por lo qual padesçen los questan en ella acor / daron y hordenaron que bayan los pescadores que se allaren en esta / çiudad con un alguazill que les aga llano la entrada de los dichos puer / tos de San Julian y Santiago de Foz y por su dinero tomen todo el pescado / que allaren para probysyon de la çiudad y de la xente de guerra que e / n ella hesta y en ello sea preferido a los demas que llo hubyeren con / prado en el mesmo presçio y hordenaron que para llaneza y pro / visión de pyda al capytan Mexia probea de seys soldados que bayan con ellos / a buscar el dicho bastymento y azer llana la entrada compra y provisión y en / pediendoselo la justizia o qualquier persona los traygan presos a la carçel / publica desta dicha çiudad atento que por la misericordia de Dios esta / dicha çiudad esta sana de todo mal contagioso y se notifique a la / justizia y personas de los dichos puertos no empydan la entrada y probysyon / de pescado para esta çiudad so pena de diez mill maravedis por cada vez que lo contrayzieren / y la justizia conpela a los pescadores den el dicho pescados so la dicha pena y con / aperzebimiento / 





[1] La epidemia que asola la península entre la última década del XVI y las dos primeras del XVII, nos dará para otro artículo en breve, en este caso las medidas a tomar llegan de mano de provisiones reales, lo que indica que ya se habían puesto en común diferentes remedios para contener la enfermedad, de ahí que esta sea una de las últimas epidemias que conocemos de peste negra causante de daños importantes. De todos modos a la ciudad de Mondoñedo parece que no afectó especialmente, aunque se constatarán enfermos y muertos por ella su contagio parece que pudo detenerse de manera acertada.

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