La crisisde 1598, la peste negra
Los "doctores de la peste"
La peste de 1598 aunque está mucho mejor documentada
que la epidemia de los 60 de esta misma centuria, la verdad es que nos deja
alguna duda más sobre su incidencia en nuestra ciudad. Mientras que en la
anterior extensión de la enfermedad se precisa como el doctor entonces
encargado del control de la ciudad localiza e identifica diferentes casos que
considera, luego de su examen, como seguros casos de peste bubónica, e incluso
se limitan las entradas de personalidades a la Mondoñedo mientras dura la alarma,
pudiendo considerar que el propio obispo muere de esta, en 1598 los datos son
algo más contradictorios.
Por lo que hemos podido ver en el
artículo que dedicamos a la pandemia de los 60, aunque tanbien entonces se hizo
lo posible por evitar que cruzase los muros y anidase entre los vecinos
pecheros, al final se desató el pánico, muchos abandonaron sus casas con sus
propiedades dentro, exponiéndose al contagio en lugares que consideraban
seguros y la república sufrió un duro golpe económico del que tardaría años en
recuperarse. Además quienes se habían contagiado dentro del perímetro
amurallado, al huir a zonas supuestamente seguras, terminaron infectando
lugares que estaban libres de enfermedad y retrasando la desaparición de este
brote en la Mariña.
Esta situación que había sido
fuertemente censurada en su momento, hizo que al saltar las alarmas en febrero
del 98, el mecanismo de protección y vigilancia fuese mucho más escrupuloso.
Además los métodos profilácticos en lo sesenta habían sido escasos por no decir
nulos, apenas aislar a los pacientes enfermos, se había propuesto aislarlos en
alguna zona apartada y vigilada, incluso calculando cuanto costaría contratar
personas para que los cuidasen y enterrasen, pero en realidad todo esto nunca
llegó a ser puesto en práctica, puede
que por las diferentes falsas alarmas que llegaran desde finales de los
cincuenta, o puede que por la aparentemente rápida extensión del mal cuando
realmente se vio a las puestas del pueblo.
En
este caso las noticias de presencia de apestados en Galicia, en concreto en
Betanzos, una zona ya de por si delicada por ser uno de los lugares que
mantenía comercio regular con Mondoñedo al que exportaba vino, llegaron de mano
del consejo real, en concreto del oidor Alonso
Muniz de Otalora por una misiva que envía al obispo, pocos días después de
conocerse los primeros rumores, podemos considerar pues que la confirmación
oficial había sido esta vez mucho más rápida y efectiva, el concejo se reúne
para estudiar ciertas habladurías en 11 de marzo y el 23 el aviso es ya de
máxima alerta. Además este llega al consistorio de manos de su señoría el
obispo, el cual parece esta vez mucho más interesado en evitar que la peste
entrara en sus tierras.
Como de costumbre la plaga se extiende
con rapidez, pero en este caso las medidas también se toman con presteza lo que
parece que, amenos en parte, mitigo los contagios en la ciudad. El perímetro de
la cerca se ignora completamente, pude que uno de los errores cometidos durante
la anterior epidemia fuese confiar en el muro de la ciudad como elemento
defensivo y de protección, pues como hemos tenido la oportunidad de comprobar,
pocos años después, apenas se considera de valor. Durante estos cuarenta años
la ciudad pierde definitivamente la poca confianza que le restaba en sus
defensas físicas, y el motivo no había llegado de manos de ningún ejército
enemigo si no de uno microscópico, la Yersinia pestis.
Así
pues se recurre a otro remedio que se había tomado antes, el bloqueo de las
principales vías de entrada a la ciudad y el control de las puentes que
cruzaban los ríos principales de esta, realmente entonces estos cauces, aunque
hoy apenas podemos verlos luego de ser desviados y soterrados en diferentes
ocasiones para evitar sus desbordamientos, eran las fossa mas efectivas. Incluso se
compele a los vecinos residentes en el entorno de estos, y principalmente de
sus puentes, a estar especialmente vigilantes con la entrada de viajeros
provenientes de lugares sospechosos.
Las
patrullas de vigilancia se colocan en los puntos acostumbrados, “nuestra
Señora de los Remedyos y en el camyno
que byene de Sasdonegas y de los Molynos”.
Bajo las penas de costumbre, se prepara
a la ciudad a repeler la entrada de viajeros, y los viajeros sin tardar deciden
igualmente no entrar en la ciudad. Durante este año, algunos atrás y otros
después, las ciudades del cantábrico se habían tornado en campos de cultivo
para la bacteria, auténticas bombas de relojería, casos como el de Oñati que
perdería un tercio de su población en los veranos de 1597 y 98. [1]
Posiblemente los casos que nos relata
Azpiazo que acontecieron en el País Basco no son muy distintos de los que
pudieron darse aquí, aunque por falta de un escribano suficientemente expresivo
carecemos de datos jugosos. Francamente nuestro oficial de consistorio,
Bartolomé de Luazes, redacta cada pleno con un lenguaje completamente propio de
su oficio, e incluso reduce al mínimo las referencias a Dios como causante o
protector tan populares en la documentación de estos años post trentinos.
Arrabales de San Lázaro y Seibane
Avisos
11-II-1598
La dicha justizia e regimiento dixeron
que syendo ynformados que en la / çiudad de Betanzos y tyerra de Sada y Montaos
abya peste y de / lla se murian muchas gentes y destas partes abya guardas en
la / çiudad de la Coruña puestas por los
señores gobernador y oydores / y lo mesmo en la bylla de las Puentes Deume y
otras partes / abya las dichas guardas de las dichas partes para ebytar que
esta / çiudad no se ynfiçionase mandaban y mandaron que a / sy mesmo se pongan
guardas en los lugares acostumbra / dos como hes en nuestra Señora de los
Remedyos y en el camyno / que byene de Sasdonegas y de los Molynos y los que
byben en las / partes y calles donde ay las dichas puentes guarden todos por su
/ horden de dos en dos y se notifique a los mesoneros y demas per / sonas que
acoxen en esta çiudad no den posadas a personas / que bengan de aquella parte
ny las guardas los dexen en / trar so pena al que entrare syn testymonyo de
berguenza / publica y a los guardas y mesoneros so pena de diez mill maravedis
/ y de destyerro desta çiudad por un año preseisso y se / encarga a los
alcaldes y regidores tengan cuydado de besytar / las dichas guardas por horden
de dya y de noche la qual / guarda se aga asta las syete de la noche en invierno
y de be / rano asta las nuebe //
23-III-1598
Ansy mesmo en este consystorio el dicho
alcalde mayor hizo relazion de cómo / su señoria y el capital Mexya le abyan
dicho hera verdad la pes / te de Betanzos y para ello su señoria la abya
mostrado una carta del señor / oydor don Alonso Muniz de Otalora en que lo
certificaba anssy / para el remedio de lo qual su señoria mandara se
aperzebyese el / consystorio y se guardase la çiudad y ansy mandaron / la dicha
justizia y regimiento se pusiesen guardas en las partes / y lugares
acostumbrados desta çiudad y comenzases lue / go a ello la justizia y
regimiento desta çiudad azer las dichas / guardas por sano turno y antigüedad y
después los / demas bezinos por sus calles de suerte que no dexen entrar /
ninguna persona hombre ni muger ny pobre que benga de tierra de / Betanzos y su
tierra ny el tal entre so pena de çien azotes y el / tal bezino que llo dexare
entrar y en esta guarda fuere descuy / dado so pena de otros çien azotes y de
diez mill maravedis para re / paros de las guardas y zerrumes de la dicha
çiudad y sse / notifique a las mesoneras no resçiban ninguna persona que / baya
ny benga para esta parte so la dicha pena de azotes e per / dimiento de sus
bienes y las mas penas que allaren por derecho //
Como no el verano trae la proliferación
de ratas y con ellas de la plaga que portaban, en julio de este año se toman
las decisiones más drásticas, el pueblo se encontraba además pasando un período
de carestía, tanto de cereales como de carnes e incluso de vino de la tierra,
lo que había obligado a imponer repartimientos entre los vecinos para poder
compras estos abastecimientos al exterior. Además el miedo a la peste asustaba
a los arrieros y las cargas de pan tenían que ser vigiladas muchas veces por
las milicias armadas que estaban dispersas por la comarca.
Desde los años de la contra armada
inglesa, no habían dejado de habitar las tierras de las jurisdicción
mindoniense diferentes compañías de soldados provenientes de Asturias, León e
incluso de Portugal y Orense. Mientras que la presencia de soldados no había
sido demasiado bien vista en el pasado, por los supuestos desmanes que causaban
y, sobre todo, por fatigas los abastecimientos que el regimiento guardaba para
la ciudad, en estos años fue de gran ayuda, y a ellos se recurrió para disponer
de tropas de refuerzo en todas las tareas que una situación como esta tría
parejas.
Primeras
Medidas
10-VII-1598
Dixeron que por fyn en el lugar de Seybane se abya elexydo por
estar / mas conveniente para para el remedyo de los apestados desta çiudad y su
/ contorno y en el para mejor cura de los dicho enfermos abyan mandado el dicho
/ alcalde mayor y regidores Pero Gonsales y Bartolome Maseda conparesçer del
cura y medyco / desta çiudad que Baena vezino de Lorenzana estubiese alli para
madurar / y romper las nazidas a los
enfermos y curalles y admynystralles / y que le mandarian pagar de los que
tubyesen bienes a su costa y por los / pobres a costa de toda la çiudad a respeto
de doze ducados por mes segundo que / pasara de palabra el conçierto en las
casas de consystorio des / pues de lo qual atento quel dicho Baena no sabya
sangrar ny echar ven / tosas dyeron horden para que un barbero soldado de la
compañya / del capytan Mexya que al presente resyde en esta çiudad fuese / a la
dicha aldea de Seybane para efeto de curar a los dichos apestados / con el
mesmo selario y a costa de las mesmas personas segundo / lo arriba dicho y
agora por aber benydo a su notizia quel dicho Baena hera de / poco probecho
mandaron que Alonso de Santiago que tiene cuydado de lle / bar provision a la
dicha aldea a los dichos enfermos le despyda en nombre / de la dicha çiudad que
le mandara pagar sy algo se le restare / debyendo demas de lo que tyene
resçebydo de Juan Garzia y Andres / Martinez para el bestido que le dieron la
qual quenta aga Myguel Go / mez cura desta çiudad en su nombre con el dicho
alcalde mayor o qual / quiera de los dichos regidores al qual pedieron dyese
memoria de los / enfermos que abya curado el dicho Baena ora estuviesen conba /
lesçientes ora fuesen muertos para repartir la dicha paga / y el dicho Baena
mandaron declarase el dynero de los que abya / curado y hubyesen ydo a Seybane
y el dicho soldado barbero //(soldado) mandaron le corriese el dicho salario
como de antes acu / dyendo a las curas de los dichos enfermos al qual pagaran o
aran / pagar al dicho respeto de doze ducados por mes a costa de los en /
fermos o de la çiudad como dicho hes /
La primera medida que se toma de
urgencia es alejar lo más posible de la ciudad a los enfermos que se
encontrasen en ella. Luego de asegurar las entradas y evitar la llegada de
contagiados era preciso tener en cuenta la posibilidad de la aparición de apestados
dentro de muros, y por primera vez se contemplaba que estos deberían ser
alejados y apartados del resto de sus vecinos de inmediato. El lugar para
levantar el campo de enfermos, de cuarentena o, si se quiere, de concentración,
será el barrio de Seibane, más lejos aún que el propio lazareto. Se requiere la
presencia del doctor Baeza como médico, a un sacerdote para cura de almas y
cuidado de la manutención de los moribundos y a un barbero o cirujano para
abrir los bubones que aparecían en los ganglios linfáticos, un remedio más
propio del medievo pero que aquí aún se contempla, junto a las ventosas y
sangrados. Precisamente el regimiento decide despedir al doctor de turno
(doctor Baeza) por ser “de poco probecho” sin que se provea otro en
su lugar exceptuando el contrato de un cirujano militar, desde luego la suerte
de quienes quedaban recluidos en Seibane no era precisamente prometedora, y
para morir no era preciso doctor alguno.
La manutención de los enfermos se
dispone del modo habitual, los que disponen de propios pagarán con ellos los
gastos que sus cuidados generen incluso después de muertos, y a los pobres se
les cuidará gratis con los fondos de aporta la república.
En este caso se repite en dos entradas,
una la que hemos ya presentado y otra que presentaremos a continuación, el
gasto que hace la ciudad en la ropa especial para el médico, solo un dato
interesante pero que de momento no se había recogido, por Mondoñedo seguro
paseaba entonces uno, si no mas, individuos con traje talar negro y máscara de
pájaro.[2]
El control de los arrabales será
similar al de la ciudad, solo que para este se usa de los soldados y sus
capitanes de escuadra, además se señala que donde se encontrasen enfermos toda
su ropa debía ser quemada, la casa limpiada y desinfectada y a ellos
trasportados para su aislamiento a una casa especial, situada en un lugar
ventilado. La idea de limpiar, quemar las ropas y enseres expuestos a la peste
y ventilar sería la mejor y más efectiva profilaxis contra el contagio y
podemos considerarla como parte de las innovaciones taumatúrgicas propias del renacimiento,
enfrentadas a la idea medieval de cura, con hospitales saturados de camas,
caldeados y cerrados. Esta solución no se aplicaría en todas las partes de la
península afectada estos años por la peste, y pude que fuese precisamente la
que ayudaría a que en nuestro caso la mortandad no fuera tan importante.
Mientras en Oñati se tapiaban las ventanas de las casas afectadas, en Mondoñedo
se aislaba a sus ocupantes y se limpiaban los interiores, una tarea estoy
seguro muy poco apetecible pero que debió surtir el efecto deseado.
Aumento
de las guardias y las medidas profilácticas
23-VII-1598
La dicha justizia e regimiento dixeron
que en cumplymiento / de la provision e ynstruzion de la real audienzia que les
fuera zer / tefycada nombraban y nombraron para que en la rua de la / Fuente y
rua de la Regueira sepa cada mañana las / personas que cayeran enfermas a Diego
Trabeso cantoral /
Y en la calle de Batitales y plaza a
Alonso Gonsales Carrazedo // Y en la rua nueba asta la puerta de Francisco da
Balyña a / Domingo do Regocabado /
Y en la rua de los Herreros y Cruz da
Rua asta la puerta del / razionero Pero Basques a Juan de Luazes y Juan de
Llebana /
Y en la rua de los Clerigos y rua del
Pumar y rua de Perexe / a Juan Garçia xastre y Pedro Ares xastre /
Y en los Molynos a Juan Rodrigues y a
Fernando de Lago zerraxero /a los quales mandaron que todas las mañanas besy /
ten las casas de su cuartel tomando quenta de las personas / que ay en cada
casa y saber sy alguna dellas a enfermado y a las nue / be acudan a la justizia
para que les aga besytar al medico o a / cudan al dicho medico el qual medico
de rrazon a la dicha justizia / de la enfermedad que hes para que se remedie en
la forma / que mas conbenga /
Y hansy mesmo hordenaron como asta aquí
a Alonso Lopez de Santiago / baya y benga a san Juan con la menuta de los
enfermos / y con ella acuda al licenciado Leyton y con la horden que diere el
dicho licenciado / Leyton acudyra al mayordomo señalado aquella semana / para
que le de recado conforme a la horden de dicho medyco /
Para lo qual nombraron por mayordomos
para esta semana / y la que byene a Fernando Martinez de Callobre y Mateo Lopez
/
Y para la segunda semana a Diego de
Theilada y Bartolome Xordo /
Y para la terçera a Juan Maseda de
Aguiar y Juan Maseda Sylleiro /
Y para la quarta semana a Fernando Diaz
de Santome y Bartolome / de Luazes mercader los quales tendran cuydado ca / da
uno en su semana comprar pan carnero y gallinas los / que se les hordenaren y
darselo al dicho Santiago para que lo llebe
/ a los dichos enfermos juntamente con la comyda barbero y clerigo /
questan curando los enfermos y para los dichos enfermos para lo qual / tendran
su libro para que asienten los enfermos que ay y lo que / se gastare conforme a
la resçeta del licenciado Leyton para lo qual / les mandaron dar libranza a los
primeros mayordomos para que Bartolome / de Luazes les de duçientos reales en
el ynterin que se trata / con su señoria y canonigos lo que an de dar para esto
para lo qual nombraron / al bachiller Maseda lo trate con su señoria y los
dichos mayordomos an de / dar quenta al
fin de cada semana de lo que yzieron y al / medio de la semana abysar a los que
hubyeren de en / trar para que se prebengan a las quales personas arri / ba
referidas mandaron lo açeten so pena de cada diez mill / maravedis para gastos
de los dichos enfermos /
Yten para los contornos desta çiudad
questan subjetos a la con / pañya del capytan Luys de Luazes nonbraron a
Pasqual Trigo / para que con vara de justizia baya e besyte todas las cassas /
y saber sy ay enfermos a los quales conpela a recoxer / en una casa qual el les
señalare hallándola bazya o syno / alguna de las apestadas queste en parte y
sytio fresco y ayroso / y alli les aga dar de comer por que para ello y pagalle
su / selario se le repartyra entre los ricos de la feligresia donde /
susçedyere el dicho mal syendo pobres los enfermos y desto // abysara para que se de horden en lo que a de
azer y se le / encarga que con todo cuydado y rigor aga quemar / la ropa de los
apestados ansy de bestyr y cama dende / que cayeren enfermos y para ello le
daban y dieron comy / syon en forma y lo fyrmaron de sus nombres
En la çiudad de Mondoñedo a veynte y nuebe dias del mes / de jullio de
myll e quinientos e qubenta y ocho años estando en su / consystorio según lo an
y tienen de costumbre el licenciado Santo / domingo alcalde mayor Pero Gonsales
de Carballal el bachiller Maseda Baptista Lo / Pez de Brabeo regidores /
Los dichos justizia e regimiento dixeron
que atento que atento que Pynto / soldado questaba nonbrado por sobresaliente
para azer sa / car los apestados y quemalles la ropa y laballes las ca / sas y
para que tenga cuydado con las guardas le nombraron / de selario cada mes tres
myll maravedis los quales se sacaran / de las condenaçiones que se yzieren y de
las personas a / pestadas que tubyeren bienes y para esto las condenaçiones que
/ se yzieren nombraron por deposytario a Juan Garçia Xastre y / que a los
enfermos no a de llebar cosa ninguna /
31-VII-1598
La dicha justizia e regimiento mandaron
dar libranza para / que Pero Ares de Ribadeo de a Myguell Gomez cura y cape /
llan mayor duçientos reales para dar de comer a los enfer / mos de Seybane y lo demas nesçesario /
Podemos documentar algunos casos en los
que se reflejan depósitos de dinero procedentes de bienes incautados a muertos
por la peste.
19-VIII-1598
En este consistorio Pinto alcalde de la
peste dio notizia que abia / depositado unos siete ducados en dinero en poder
de Juan de / Liebana escribano que abia allado de Juan da Yglada de la /
Farrapa que se abia morido de peste para en / pago del gasto que los sus yjos
que fueran en / Seoane en hestando habian hecho e a dicha / justizia y
regimiento mandaron se libren a Pinto alcalde de / la peste tres ducados y
quatro a Rodrigo Gonsales alcalde que fue de la peste de / Gil Selanos y la
justizia y regimiento queda obligado a pa / gar los a los yjos y herederos del
dicho Juan da Yglada /
Mientras en este mismo mes de agosto el regimiento ya
aseguraba que la ciudad estaba limpia de enfermedad contagiosa.
15-VIII-1598
Ansy mesmo consyderando la nesçesidad
que ay de pescado en esta çiudad / dende muchos dias a esta partes que no se alla
para persona regalada ny de / otra condiçion sy no hes sardina salada y desta
poca y sos ynforma / dos que en los puertos desta jurisdizion muere mucho
pescado de todo xe / nero y no se trae ninguno a la çiudad por lo qual padesçen
los questan en ella acor / daron y hordenaron que bayan los pescadores que se
allaren en esta / çiudad con un alguazill que les aga llano la entrada de los
dichos puer / tos de San Julian y Santiago de Foz y por su dinero tomen todo el
pescado / que allaren para probysyon de la çiudad y de la xente de guerra que e
/ n ella hesta y en ello sea preferido a los demas que llo hubyeren con / prado
en el mesmo presçio y hordenaron que para llaneza y pro / visión de pyda al
capytan Mexia probea de seys soldados que bayan con ellos / a buscar el dicho
bastymento y azer llana la entrada compra y provisión y en / pediendoselo la
justizia o qualquier persona los traygan presos a la carçel / publica desta
dicha çiudad atento que por la misericordia de Dios esta / dicha çiudad esta
sana de todo mal contagioso y se notifique a la / justizia y personas de los
dichos puertos no empydan la entrada y probysyon / de pescado para esta çiudad
so pena de diez mill maravedis por cada vez que lo contrayzieren / y la
justizia conpela a los pescadores den el dicho pescados so la dicha pena y con
/ aperzebimiento /
El primer periodo de crisis termina rápido,
desconocemos con cuantas bajas entre la población civil; aunque varios vecinos
ilustres de Mondoñedo como el secretario de consistorio Ares González, dejan
testamento en estas fechas, hablamos de auténticas reliquias del regimiento
mindoniense, que debían rondar los 80 años de edad y que no podemos evitar
considerar que simplemente sean casualidades, ayudadas por un periodo de carestía
y pobreza alimenticia. De este modo
supera la ciudad episcopal la crisis del 98, sin demasiados problemas y con
bastante buena organización, los años siguientes serán diferentes, sobre todo
por estar debilitada, casi exánime.
[1] José
Antonio Azpiazu, Esa enfermedad tan negra - La
peste que asoló Euskal Herria (1597 - 1600). 2011
29-IX-1598
En este mesmo consystorio paresçio Andres Martinez mescader / e dixo
para acabar de azer con ella quanta de arriba pedya se le ba / xasen de su
alcabala çiento y veynte reales de çierto taferan que / dyera a Baena para un
bestido para yr a curar a San Juan / ….
Comentarios
Publicar un comentario