Reparto de picas para la defensa popular en Mondoñedo
La Mala Guerra, grabado de Hans Holbein el joven. S. XVI
Mientras que el rey de España se dedicaba a recorrer
Europa de punta a punta protegiendo las frágiles fronteras de su imperio, tan
distantes unas de otras e intercaladas de enemigos deseosos de aprovechar
cualquier descuido para tomar como propio aunque fuera un trozo de tierra, los
virreinatos en Hispanoamérica desangraban a las comunidades indígenas para
procurar los fondos necesarios para tal empresa.
Un estado siempre es difícil de
conservar íntegro, mas cuando las alianzas que se traban con los vecinos son
siempre interesadas, obligadas o de corta duración, así pues un imperio es por
lo regular una hazaña imposible, desangra a sus moradores, agota a sus directores
y crea en su seno una enorme y fértil camada de corrupción que al final acaba
dando al traste con su integridad.
Aún en un mundo globalizado como el que
nos ha tocado vivir, mientras que las fronteras económicas caen, las sociopolíticas
se resienten a ampliarse, pues cuanto más pequeño es un estado, dentro de límites
razonables, más sencillo suele ser su gobierno.
Cuando nuestro imperio abarcaba todos
los continentes, la protección nacional muchas veces debía quedar a cargo de
los propios ciudadanos, organizados en capitanías y convenientemente armados. El
caso de Galicia era particularmente sensible dada la inestabilidad de la
frontera con Portugal.
Los alardes de armas se convierten en
repartimientos obligatorios por los que cada vecino debería disponer de amenos
un arma de guerra, En el siguiente documento podemos ver el número de picas que
se encargaran para abastecer a los vecinos de Mondoñedo y su demarcación y el método
de reparto.
Será entre los ejércitos móviles suizos
a principios del S. XV cuando la pica como arma de guerra ganaría su lugar de
privilegio frente a la caballería e incluso a las primitivas armas de fuego. Posteriormente
alemanes y franceses habían armado al pueblo llano con estas lanzas de hasta
tres metros de largo y punta cuadrada, preparadas para asentar en el suelo, en
posición oblicua y esperar así a la caballería como muro de erizadas espinas.
La guerra de picas estaba especialmente
diseñada para el militar de ocasión, con ella se daba inicio al renacimiento de
la infantería de a pie y a la paulatina desaparición del combate de caballeros,
era la que los italianos llamarían la guerra mala, donde las consideraciones
propias de la caballería no tenían lugar. Este código similar a nuestra
convención de Ginebra protegía de algún modo la lucha entre iguales y la
batalla a espada y rodela.
Al armar con cientos de picas a todo un
pueblo se creaba una fuerza de defensa y asalto totalmente letal, el choque
entre los piqueros y la caballería funcionaba al desbaratar la estructura del
ejercito enemigo causando la mayor cantidad de bajas posibles, además un
campesino armado no tendría el más mínimo miramiento en descabalgar a un
caballero de su montura y degollarlo en el suelo o ensartarlo en su pica.
En nuestro caso no se contemplaba la
posibilidad de un choque de piqueros, aunque si esto sucedía, los hombres
armados con la lanza en ristre descansando en el hombro, atacaban a su oponente
con intención de causar la mayor cantidad de bajas posibles.
Precisamente la rápida adaptación de
los ejércitos españoles a los modos de lucha alemanes y franceses llegó a
hacernos tristemente populares con los destacamentos de lanceros flamencos.
450 serán las repartidas entre los
mindonienses, y con este se conseguía un ejército popular tremendamente
efectivo para proteger unas fronteras a las que no solían poder acudir fuerzas
regulares.
No será hasta el S. XVII que las picas
perderán uso frente a las armas de fuego pesadas.
9-VII-1582
En este consistorio los dichos señores mandaron que atento que / se
abian traido de la Coruña quatro çientas e çincuenta piezas / las quales abian
costado a seis reales cada una según fue / ran entregas al dicho Francisco
Garçia de Rio procurador general //que por mandado de los señores justizia y regimiento las fue a buscar y
en las yr / a buscar y trerlas y en aber Rodrigo Yanes cobrado el dinero / que
se le llebo a la Coruña y en aber el dicho Rodrigo Yañes llebado el dine / ro
para las armas se abian gastado honze mill e trescientos e / çinquenta
maravedis por entrambas partes por manera que sale a tres / quartillos el asta
de cada pica que son asi seis reales y tres / quartillos y para que se cobre lo
restante y costas y / se entreguen las dichas picas a quien estan repartidas /
mandaron se den mandamientos para los juezes de los juzgados desta / conduta
donde fueron repartidas las dichas picas que para el / martes de la semana que
biene que seran diez y ocho dias del presente / mes de julio enbien dos
personas de cada juzgado y traiga la lista y me / morial de las personas a
quien estan repartidas las dichas pieças y el dicho / juez de cada juzgado
compela a las personal a las personas a quien estan repartidas envien / cada
uno los dineros a cumplimiento de a seis reales y tres quar / tillos y acudan
con el dicho dinero de las dichas picas a Fernando Garçia de Rio / procurador
general en qual dicho procurador general entregue a cada uno su pica / lo qual
cumplan con aperçibimiento que ynbiaran persona que a su costa se lo / ara
cumplir /
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