Análisis histórico artístico de los restos encontrados en la casa nº 13 Plaza de la Catedral, Mondoñedo. 3ª parte

Antes de dar por cerrado este estudio, mini estudio mas bién, toca atreverse e intentar identificar el inmueble. Es, desde luego, el trabajo más complejo, principalmente porque del perfil medieval, es decir, el aspecto exterior que presentaba esta manzana hasta el S. XVII a partir del cual suponemos el trazado urbano mindoniense empezó a tomar el aspecto que tiene actualmente; este perfil ha desaparecido en su totalidad. De todos modos en nuestro acercamiento inicial ya habíamos restringido la plaza que ocupa a un par de usos, vivienda o alfóndega. Parece un dato trivial pero realmente es de enorme importancia pues sobre la figura de la alhondiga sabemos bastante mientras que sobre las viviendas comunes, poco o muy poco.
¿Qué fueron las alhondigas?
Dejo anexado a esta entrada un documento pdf con título "La alhondiga en el S. XVIII" del doctor en derecho Rafael Serra Ruiz, que además de entrar a detalle en los últimos años de existencia de esta figura recoge en unas pocas páginas el oringen, uso, funcionalidad y decadencia de las alhondigas. El nonbre parece que, como se puede intuir sin mucha dificultad, procede del árabe al-fundacq (la fonda). Aunque en su ultimo periodo de existencia la alhondiga sirviese igualmente como aduana para el control de los productos llegados desde otros reinos y el cobro de las consiguientes alcabalas reales y concejiles, en un principio parece que su uso distaba ligeramente de este que acabamos de apuntar.
Las aduanas acostumbraban a disponerse en puntos más o menos cercanos a "trabados" del perímetro amurallado de la ciudad, la alhondiga por contra se encontraba en espacios céntricos, en pleno mercado de granos, o en plazas donde predominaba el comercio.
En el caso de Mondoñedo esta nace ya ligada a la figura del concejo, sabemos que en los casos mas antiguos eran completamente privadas, aunque el inmueble fuese aforado, el uso era ofertado por comerciantes italianos genoveses o judíos.
En sus primeros tiempos de vida, la alhondiga servía para custodiar los pesos y medidas locales que se utilizaban en caso de desacuerdo, para almacenar los productos que luego se venderían en los mercados locales, de cierto valor y de origen foráneo y además para dar cama y posada a los comerciantes que los habían traído.
Otro uso que se conoce de estas alhondigas pleno medievales se relaciona directamente con los caminos de peregrinación, pues en ellas se podía reposar por un precio acomodado e intercambiar las mercancías que muchas veces acompañaban al peregrino. Sería algo excesivo que las identificasemos como "grandes almacenes" pero, lo cierto es que a la alhondiga se iba a comprar, cambiar o pedir, incluso, los productos que no eran propios de la producción artesana o agrícola local.
En Mondoñedo el primer encargado de custodiar la alfónega (como aparece en la documentacion del S. XV) sería un "alfaiate" (sastre), cierto es que los paños eran uno de los artículos más proclives a acabar cerrados en este lugar, por su elevado precio y la multitud de truhanes que perseguian robar sus sellos de plomo para falsificar atillos de menor calidad y de produccion normalmente local.
Aunque tenemos información clara y concisa que nos identifica un inmueble en esta manzana, adquirido en foro para uso de alfónega municipal a mediados del S. XV, no quiere esto decir que Mondoñedo no estubiese provisto de ella antes de estas fechas, recordemos el incendio que trasmuta en gran medida el ordenamiento urbano sobre entonces; solo que no estaba exactamente donde finalmente se dispuso.
¿Estructuralmente cómo era una alhondiga?, pues no muy diferente a una casa normal...provablemente mayor en sus dimensiones para poder aprobechar las diferentes estancias en día de mercado, con abundante espacio no habitable, solo usado para almacén, con cuadras para almenos un par de monturas, con diferentes edificios anexos, o rochas y con una caja fuerte. Si una caja fuerte, en el documento de reforma de la alfónega mindoninse que ya hemos transcrito se detalla como debería ser esta, una estancia en el piso más alto, con el suelo de piedra y completamente cerrada, con una única luz enrejada y fuerte puerta. Por lo demás, similar a una casa particular.
Los rastros que nos ofrecen los documentos medievales del Tumbo Pechado aclaran como, almenos en la baja edad media, la alfónega mindoniense estaba gestionada por el concejo, que pagaba una tasa especial al obispado por el inmueble elejido para este cometido, luego sacaba a concurso la administracion privada de el, es de suponer que el ganador de este concurso obtendría beneficios por morar y custodiar la alhondiga.
La descripcion que inferimos del inmueble donde se encontraba en la segunda mitad del XVIII segun la documentación transcrita, comparado además con los datos que obtenemos de un documento contemporáneo, el catastro del Marques de la Ensenada es su libro de legos (AHP), parece que concreta con casi absoluta certidumbre que el inmueble número 13 de la plaza de la Catedral fué la primitiva alfónega. Cuando se presenta el pliego de condiciones para su reforma se indica además que era el edificio concejil mas antiguo, y que se encontraba en un estado de avanzado deterioro. Pero si contrastamos las cláusulas del pliego con lo descubierto durante las obras de desescombro, vemos como una buena parte de las obras no coinciden, o no se realizaron. Para este particular tengo una teoría (siempre está la prevaricación claro) que habrá que probar, durante el reinado de Carlos III (mas o menos el periodo en que se inicia la reforma) se intentan eliminar las cargas y sobreprecios diferentes en cada comunidad, que soportaban los granos para facilitar un precio general en todo el reino de España de este y otros productos de primera necesidad.
Precisamente, entonces las alhondigas estaban funcionando como depositos de grano y casas de aduana, asi pues estas medidas reales fueron puntilla final para que perdieran su razón de ser. En el pliego de reformas de la alfónega mindoniense también se contempla el traslado y nueva edificación de los macelos (el matadero), con una obra de cierta embergadura. ¿Qué sucedió pues con la casa de alhondiga?, no tenemos ni planos ni resolución final del concejo adjudicando la obra; pues bién, mientras no porfundicemos un poco más en la historia de este edificio es muy posible que, contrastados los gastos y el momento ya de decadencia, el concejo decidiese prescindir de ella y simplemente vendiese el inmueble. Desde luego el comprador debió realizar diferentes reformas, si confiamos en la descricpción municipal, pero estas fueron unicamente parches, no la gran obra de reconstrucción que se pretendía desde la municipalidad. 
 
 

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